
Facilita los servicios de salud, educación y vivienda de la población; Incrementa la productividad y competitividad, al proporcionar una plataforma para todos los sectores nacionales, que permite reducir los costos de producción, los costos de transporte de los insumos en general y mejorar la distribución de las mercaderías tanto al interior como hacia el exterior de los países; Ayuda enormemente al permitir el acceso directo a mercados y clientes; Incentiva la inversión nacional y extranjera, al brindar un entorno atractivo a la producción.
Las cámaras de la construcción de todo el Continente Americano, en representación del sector construcción de nuestros respectivos países, declaramos conjuntamente que:
Entendemos por infraestructura la red de instalaciones y obras de uso público que constituyen la espina dorsal de la planta física de un país. Incluye los edificios públicos (hospitales, escuelas, oficinas gubernamentales, entre otros), la red vial urbana, transporte público, generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, presas y sistemas de riego, agua potable, manejo y tratamiento de aguas residuales, carreteras, aeropuertos, puertos, ferrocarriles, etc.
La calidad de la infraestructura de una nación es un índice crítico de la vitalidad de su economía y viabilidad como país. Materializa y concreta en instalaciones físicas los elementos básicos de una sociedad civilizada y una economía productiva. Se requiere su adecuada presencia para tener una economía competitiva internacionalmente. Su ausencia impone una carga inaceptable a la ciudadanía y es un gran obstáculo para el crecimiento, la competitividad y calidad de vida del país.
Aunque la sola existencia de una infraestructura adecuada no garantiza la prosperidad interna, el crecimiento económico a largo plazo no puede lograrse sin ella. Además, la inversión en infraestructura genera directamente una actividad económica adicional.
Creemos que la inversión en infraestructura debe tener un alto rango entre las prioridades nacionales. Debemos asegurarnos que nuestras carreteras y sistemas colectivos de transporte nos desplacen segura y rápidamente; que nuestras viviendas, industrias y el campo reciban agua suficiente y limpia; que se reduzca y disponga en forma segura del volumen de basura y desechos que cada vez en mayor cantidad generan nuestras naciones. Necesitamos que tanto nuestras escuelas como el resto de los edificios públicos sean adecuados y cumplan con sus propósitos, y que, en general, se prevea la adecuada columna vertebral requerida para una economía competitiva y fuerte.
La mayoría de los gastos gubernamentales procuran hacer frente a las obligaciones actuales y los beneficios respectivos no se extienden pasado el año fiscal en curso. Además, los gastos gubernamentales no benefician a todos los sectores de la economía. Por el contrario, la inversión prudente de una nación en infraestructura provee beneficios a la presente y futuras generaciones y a todos los sectores económicos.
Los Gobiernos tienen la obligación de conservar y mejorar la infraestructura pública para la presente y futuras generaciones. Por ello requieren tener un plan de largo plazo para el mantenimiento e incremento de infraestructura, el cual incluya como factor crítico, un plan de financiamiento. Este plan de financiamiento debe, donde sea necesario, tener en cuenta financiamiento del sector privado adicional a la inversión pública.
La infraestructura encabeza el desarrollo económico la prosperidad. Desafortunadamente en épocas fiscales difíciles, la inversión en infraestructura es la primera afectada en la reducción del presupuesto. Esto pone en riesgo la calidad de vida de actuales y futuras generaciones, la calidad del ambiente, así como la prosperidad futura del país. La época para invertir en la infraestructura de un país es cuando la situación económica de ese país esta deprimida. Los países prósperos se volvieron prósperos invirtiendo en su futuro cuando no eran ricos.
Por ello, hacemos un llamado a los líderes políticos del Continente Americano, para que tomen todas las acciones necesarias que prevean la oportuna y adecuada inversión en la infraestructura de nuestros respectivos países, a fin de proporcionar la necesaria calidad de vida económica, social y ambiental para todos nuestros ciudadanos.